lunes, 28 de mayo de 2012

“El David de Miguel Ángel tiene valor para la mayor parte de los miembros de la cultura occidental porque se ha enseñado a apreciarlo como objeto estético, artístico e histórico” (Muñoz Viñas, 2003, pág.50)

Teoría Contemporánea de la Restauración

domingo, 27 de mayo de 2012

viernes, 25 de mayo de 2012

Vasari: Las vidas

Giorgio Vasari recoge en su obra Las Vidas referencias a artistas que restauran, como es el caso de Andrea Verrochio, escultor florentino de “maravilloso ingenio”, del que cuenta la restauración de dos estatuas de Marsias que hoy se encuentran en la Galería de los Uffizzi.
Creo que este texto realmente invita a hacer una reflexión sobre como era entendido el término restauración en el Renacimiento:



"Cosme había traído ya de Roma algunas antigüedades. Entre ellas había colocado en su jardín, en la puerta que da a la calle Ginori, la escultura de un Marsias de mármol blanco, colgado de un tronco para ser desollado, considerada una obra maravillosa. Tras la muerte de Cosme, a Lorenzo le había llegado igualmente un torso con la cabeza de otro Marsias, muy antiguo y mucho más hermoso que el otro. Y como su autor consideró que cuando Marsias es desollado se veían los músculos rojos y algunos nervios de la figura había tomado un bloque de mármol rojo que tenía algunas finas vetas blancas y talló este Marsias, que una vez pulido parecería algo muy real. Quien lo contemple llegará a la conclusión de que este artista ejecutó esta figura con arte hermoso y apropiado. Lorenzo quiso acompañarlo del otro, para que se pusiera en el centro de la puerta y, como le faltaban los brazos, los muslos y las piernas, mandó llamar a Andrea. Con el ingenio que le caracterizaba, lo enderezó y le añadió los trozos de mármol con tanta diligencia que Lorenzo quedó más que satisfecho"

Giorgio Vasari (ed. Méndez Baiges y otros, 1998): Las vidas de los más excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos desde Cimabue a nuestros tiempos. Madrid, p.290.

miércoles, 23 de mayo de 2012

Quien de verdad sabe de qué habla, no encuentra razones para levantar la voz


Leonardo Da Vinci

lunes, 21 de mayo de 2012

Reflexiones: El Laoconte

Tras el artículo que os presente ayer quiero dejar una serie de reflexiones o cuestiones que me parecen muy interesantes:

1- El grado de conocimiento anatómico que tenía Miguel Ángel!!!! Si el brazo del Laoconte hubiese estado partido por el codo, obviamente habría resultado más sencillo saber que su posición era flexionado, pero, ¿como desde el hombro Miguel Ángel supo que no era estirado???? Me parece IMPRESIONANTE! Un dato más que refuerza su genialidad.

2- El interés renacentista por la estética sobre la historia. Actualmente, a ninguno se nos ocurriría reponer esas partes como las manos que no sabemos como fueron realmente (o eso espero que a nadie se le ocurra!!), pero así, incompleta, sin manos, ¿no es una estatua bella y expresiva?
En cambio, los antepasados renacentistas no entendían su belleza si no estaba completa, de ahí la obsesión por reconstruir los faltantes.

3- La re-inscripción de la historia.  Como, varios siglos más tarde, a inicios de 1900 aparece de pura casualidad el brazo original, desmontando la imagen de brazo extendido con la que durante años se vio el Laoconte, y escribiendo la historia del arte al darle un giro.

4- El cambio de sentido de la estatua. Con el brazo extendido, a mi, personalmente, me transmite una sensación casi triunfal en su lucha contra las serpientes. No obstante, con el brazo doblado, la imagen es más dramática, y el sentimiento más patético.

¿Que opináis vosotros? ¿Que pensáis que prima en el Renacimiento y se valora influyendo en la restauración?

domingo, 20 de mayo de 2012

El Laoconte

Me gustaría hoy compartir una historia muy curiosa:

El Laoconte es una de las obras más famosas de la Historia del Arte. Maravilla a todos los visitantes de los Museos Vaticanos al igual que maravilló a los hombres de la Antigüedad.


El grupo escultórico es una obra helenística perteneciente a la Escuela de Rodas y fue realizado por Agesandro, Polidoro y Atenodoro. Mide 2 metros y 42 centímetros y fue realizada en bronce entre los siglos III-II aC, aunque lo que se conserva es una copia en mármol del siglo I.

Representa el momento en que el sacerdote (Laocoonte) y sus dos hijos son atacados por serpientes marinas enviadas por Atenea. Según La Eneida de Virgilio, Laoconte advirtió a sus paisanos del peligro que correrían si dejaban entrar el caballo de Troya. Atenea, para impedir que consiguiera su propósito, envió las serpientes para los que mataran. Es un paradigma de la sensación de movimiento y expresividad y todo ello realizado con un enorme virtuosismo técnico.


La escultura apareció en pleno Renacimiento. El 14 de Enero de 1506 un campesino encontró nueve fragmentos de una estatua de mármol cuando se encontraba trabajando sus tierras en la colona del Esquilino, zona que en tiempos antiguos había sido parte de la Domus Aurea de Nerón y después del Palacio de Tito. Al enterarse el Papa Julio II envió al arquitecto Giuliano de Sangallo y a Miguel Ángel a inspeccionar los restos y estos quedaron maravillados.

El descubrimiento fue todo un espectáculo en Roma. El Papa consiguió hacerse con ella, por algo más de 600 ducados, para su colección particular y la llevó a los Palacios Vaticanos atravesando las calles de la ciudad en un desfile triunfal. La colocó en el Patio del Belvedere en el nuevo complejo diseñado por Bramante y dispuso a su lado otras obras maestras.

Cuando fue descubierta le faltaban los brazos derechos de Laocoonte y de uno de sus hijos, y la mano derecha del otro hijo además de algunas partes de las serpientes.


Se decidió restaurar el grupo escultórico lo que provocó no pocas protestas. Miguel Ángel propuso restaurar el brazo del padre en posición de flexión, incluso lo hizo aunque nunca llegó a ponérselo y actualmente se expone junto al grupo escultórico.

Una primera restauración fue realizada por Bandinelli en cera presentando el brazo doblado pero en 1532 fue modificada por Montorsoli que realizó su versión en terracota y con el brazo estirado.



En el siglo XVIII Cornachini volvió a restaurar la obra colocando los añadidos en mármol y cambiando el brazo del hijo poniéndolo también en posición estirada.


En 1905 el arqueólogo Ludwig Pollack identificó el brazo original en una vieja tienda de Via Labicana. El brazo tenía la posición flexionada como ya había dicho Miguel Ángel. En una restauración realizada entre 1957 y 1960 por Filippo Magi se colocó en la obra retirándose las piezas añadidas con anterioridad.



FUENTE: QuHIST

RECOMENDACIONES:




viernes, 18 de mayo de 2012

[....] quien arruinase tantas grandezas, sería reo de un grave delito contra todos los hombres del futuro, pues privaría de su valor [...] e impediría [...] disfrutar de la vista de las excelsas obras de sus antecesores [...]

Carta del General bizantino Belisario a su rival el rey godo Totila